lunes, 25 de mayo de 2009

SEMANA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES POR LA SEMANA DE LA FACULTAD

La Coordinación de Juntas de los Centros de Estudiantes de Letras viene organizando una serie de actividades celebrando un aniversario más de creación de nuestra facultad con el objetivo de cohesionar al estudiantado de nuestra facultad y promover la participación activa en la problemática universitaria.

· Mesas de debate

Lunes 25: "Letras y debate" (Organiza: CELIT)
Martes 26: “Filosofía del Lenguaje” (Organiza: CEF y CELIN)
Ponentes: David Villena
Raymundo Casas Navarro. El lenguaje y la cognición: El caso de la ironía
5:00 pm.
Auditorio Principal
Miércoles 27: “Pasión y Vocación. Campos laborales en la Comunicación Social"
(Organiza: Base 2006 de Comunicación Social, CECOS)

Invitados:
- Eduardo Adrianzén (Guionista y Productor)
- Heidi Grossmann (Reportera Día D)
- Luis Eduardo Cisneros (Director de la Oficina de Comunicaciones de la SPDA)
Hora: 4:00 pm
Lugar: Auditorio Principal de la Facultad de Letras


· Exposición Fotográfica

“Letras en la historia”
Del lunes 25 al viernes 29

· Feria de libros “Blanca Varela”

Del martes 26 al viernes 29

Librerías La Familia, Ediciones Peisa, Fondo Editorial de la UNMSM, Fondo Editorial de la PUCP, Editorial Estruendomudo, Alianza Peruana de Editores, Librerías El Aleph, y publicaciones internas de la Facultad.

· Presentación de libros

Jueves 27
3 pm bombardero de Luis Gutiérrez. Editorial Norma
5 pm Matadoras. Editorial Estruendomudo
Lugar: Auditorio Principal de la Facultad de Letras

· Gran Acto Cultural

Viernes 29 a partir de la 5pm

Música, canto poesía, danza, teatro, entre otros más

· Gran rifa de libros de todas las especialidades

Viernes 29

· Venta de viandas y bebidas

Viernes 29
¡Esperamos su asitencia!

domingo, 17 de mayo de 2009

NUESTRA POSICIÓN FRENTE AL PROBLEMA INDÍGENA AMAZÓNICO

PRONUNCIAMIENTO

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

CENTRO DE ESTUDIANTES DE LINGÜÍSTICA

Como estudiantes de Lingüística, una de nuestras finalidades es el estudio y la investigación especializada de la realidad lingüística de los diversos pueblos que conforman nuestra nación en proceso de formación; por lo tanto, nos sentimos en la responsabilidad de expresar nuestro rotundo rechazo a la declaratoria de emergencia contra los pueblos amazónicos, dada por el régimen antidemocrático y antipopular del gobierno del genocida Alan García Pérez, nuestro rechazo a la negación del diálogo por parte del gobierno para instalar una mesa de negociación con los pueblos amazónicos, nuestro rechazo a la colusión abierta de la bancada fujimorista, el APRA y Unidad Nacional, dentro de la Comisión Multipartidaria del Congreso que consiguió dilatar la derogatoria de los decretos legislativos que vulneran los derechos que los pueblos tienen sobre la tierra, por la cual luchan los pueblos amazónicos, todo lo cual muestra el carácter antipopular y antidemocrático del régimen que pone al descubierto su esencia represiva mediante la declaratoria de emergencia en Cusco, Ucayali, Loreto y Amazonas.

El año pasado, los pueblos amazónicos consiguieron arrancar al gobierno una mesa de diálogo en la cual el ex premier Jorge del Castillo se comprometió a revisar la propuesta de derogatoria de los decretos legislativos; sin embargo, esto no fue cumplido por el actual premier Yehude Simon, razón por la cual los pueblos amazónicos decidieron reiniciar las protestas para conseguir que el gobierno derogue la Ley 29317, ley que modifica el D. Leg. 1090 y se constituye como NUEVA LEY FORESTAL Y DE FAUNA SILVESTRE, La Ley Nº 29338, Ley de Recursos Hídricos, Decretos Legislativos, 1089, 1064 y 1020. Según un estudio del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), estos decretos son inconstitucionales porque atentan contra los derechos de los pueblos indígenas reconocidos por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El problema de fondo de las protestas de los pueblos amazónicos y la respuesta represiva del Estado, es el problema de la tierra y el problema nacional, problemas aún no resueltos luego de la “reforma agraria” de los 70s y todas las luchas del campesinado andino y amazónico de nuestro país. En teoría, los pueblos indígenas amazónicos gozan de derechos reconocidos por el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos indígenas; sin embargo, ninguno de estos derechos se han hecho cumplir; más aún, el gobierno los niega mediante la implementación de su política económica neoliberal, la cual es profundizada mediante estas leyes y decretos legislativos que no son sino un plan nefasto para arrancar a los pueblos de sus tierras y negar sus derechos fundamentales.

Por ello, nos solidarizamos con todas las luchas emprendidas desde las organizaciones de base de los pueblos indígenas amazónicos unificadas en la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que mediante su organización, política de frente único, con razón, ventaja y límite, vienen demostrando que ante cada arremetida del gobierno hay una respuesta unificada contra la represión del régimen antidemocrático y antipopular, la profundización de la política económica neoliberal mediante los nefastos decretos y leyes, por una Nueva Constitución que garantice los derechos de los pueblos indígenas (pueblo awajun, shipibo, ashaninka, achuar, machiguenga, arabelas) sobre la tierra y a ser parte de la nación peruana.

¡ABAJO LA DECLARATORIA DE EMERGENCIA CONTRA LOS PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS!
¡POR EL RESPETO A LAS TIERRAS Y LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS!
¡LOS PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS QUIEREN EL DESARROLLO, NO LA REPRESIÓN!


JUNTA DIRECTIVA DEL CELIN

lunes, 11 de mayo de 2009

SOBRE LA SITUACIÓN EN EL AMAZONAS

Estado de emergencia contra los pueblos indígenas amazónicos

Roger Rumrrill

El gobierno del Dr. Alan García Pérez ha decretado, desde el sábado 9, el estado de emergencia en casi todo el territorio amazónico, allí donde las organizaciones indígenas protestan con paros, movilizaciones e incluso bloqueos de ríos y carreteras contra el paquete de leyes del “perro del hortelano” que es una puerta abierta a la transnacionalización de la Amazonía peruana.
Era previsible la respuesta violenta y represiva del régimen alanista a las justas demandas indígenas. La razón de fondo es la siguiente: como el alanismo y la derecha económica con la que cogobierna han puesto todos los huevos de la política económica en la canasta del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y el TLC es el candado del modelo neoliberal que se cae a pedazos en todo el mundo, Alan García y sus socios no permiten que el modelo sea tocado ni con el pétalo de una rosa.
La guerra sucia contra los políticos opositores al régimen; todas las falacias esgrimidas contra el informe de la “Comisión Multipartidaria encargada de estudiar y recomendar la solución a la problemática de los pueblos indígenas” que fue discutido en el pleno del Congreso el jueves 7 de este mes; el muro de silencio mediático erigido contra las propuestas indígenas y ahora la implantación del estado de emergencia son como una declaración de guerra para quienes pretenden cambiar el curso de la historia.
Todo esto en contra del derecho y la justicia. Porque los Decretos Legislativos 994, 1064, 1020, 1081, 1089, 1090, 1083, 1060 y 997 que los pueblos indígenas exigen que sean derogados, han sido declarados inconstitucionales por la Comisión Multipartidaria. No sólo porque vulneran el ordenamiento jurídico sino porque, junto a otras disposiciones y medidas, son una amenaza contra la Amazonía y la vida de los pueblos indígenas.
Un solo ejemplo entre decenas y centenares. El lote petrolero 76 de 1 millón 500 mil hectáreas instalará 18 líneas sísmicas, construirá 166 helipuertos, abrirá 1944 zonas de descarga y levantará 166 campamentos. Ese lote se traga totalmente a la Reserva Comunal Amarakaire y operará en las áreas de amortiguamiento de los Parques Nacionales del Manu, Bahuaja-Sonene y en la Reserva Tambopata-Candamo. Es decir, afectará severamente una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta.
Quizás el Dr. García no lo sabe: la resistencia indígena frente a todas las formas de violencia y opresión ya dura siglos. Es una guerra del fin del mundo que triunfará sobre quienes hoy en día destruyen a la Amazonía y amenazan a sus habitantes ancestrales.
Fuente: La Primera

martes, 5 de mayo de 2009

A propósito del diario reaccionario Correo

El español andino en primera plana
Mar, 28/04/2009 - 23:58



Por Miguel Rodríguez Mondoñedo*

Uno de los acontecimientos claves para la creación de la lingüística moderna fue el descubrimiento de que todos hablamos según las inexorables reglas que hemos construido al adquirir nuestra lengua, y que por tanto no existen lenguas ni dialectos mejores o peores que otros. Por esa razón, nadie se puede atribuir la versión correcta del español: simplemente no existe tal versión.

A veces esto es fácil de aceptar: nadie cree que sea mejor decir aguacate que palta, o papa que patata. Como estamos acostumbrados a crear nuevas palabras, toleramos las diferencias léxicas. Otras propiedades gramaticales, en cambio, son más estables y la variación genera resistencia. Y ante variedades adquisicionales, es decir, ante gramáticas formadas durante la adquisición de una segunda lengua, el rechazo es realmente feroz, aunque estas sean también un producto regular de la facultad lingüística.

Y si el usuario de una variedad adquisicional pertenece a un grupo marginado, el rechazo lingüístico se convierte en perfecto vehículo para encubrir la discriminación. Escuchar Del cóndor su pata impulsa a algunos a denunciar una imaginaria falta de inteligencia. Así utilizan un discurso cuya premisa básica es socialmente aceptable (el rechazo a la diferencia lingüística) para propagar formas de discriminación que serían intolerables sin camuflaje. Eso hizo el diario Correo al ridiculizar a Hilaria Supa porque escribe en español andino, variedad adquisicional fruto del contacto entre el español y las lenguas andinas: con la excusa de denunciar errores ortográficos y gramaticales, dio rienda suelta a sus prejuicios.

Es tan absurdo negarle a alguien hablar en quechua como negarle hablar en una variedad de contacto. No se trata de que cada uno escriba como quiera, pero no tiene sentido quejarse porque la escritura refleje las propiedades de la lengua del usuario. Denunciar la ortografía de Supa equivale a negarle al español andino el derecho a ser escrito. Eso es inaceptable.
Si rechazamos la premisa de que los usuarios de esa variedad están “hablando mal”, podemos resignificar la portada de Correo.

En verdad representa un hito: después de 500 años, el español andino está finalmente en primera plana. Es cierto, su presencia viene acompañada de una interpretación negativa. Denunciemos el prejuicio, pero conservemos la noticia real: el español andino ha sacado la cabeza de los nichos de segregación a los que el discurso prescriptivo lo condenó, y ha puesto un pie en el Congreso de la República. No es Supa quien no sabe; es Correo quien ignora por completo el verdadero significado de la noticia que reporta: la escena oficial ya no puede seguir embalsando las variedades lingüísticas y estas reclaman su derecho a ser formas legítimas de expresión en todos los contextos. Quizá sea el signo de un tiempo nuevo, en el que se diluya para siempre la absurda dicotomía entre Perú “profundo” y Perú “contemporáneo”.

__________
(*) Lingüista, Universidad de Indiana.

El poder libre asháninca. Juan Santos Atahualpa y su hijo Josecito

La memoria como poder

Jue, 30/04/2009 - 21:04



Por Manuel Burga

Acaba de aparecer el libro El poder libre asháninca. Juan Santos Atahualpa y su hijo Josecito, de Pablo Macera y Enrique Casanto, 268 páginas, formato grande, una edición bilingüe, con 90 láminas a color, del fondo editorial de la USMP. Pablo Macera hace el estudio histórico y Enrique Casanto transcribe y pinta las tradiciones ashánincas. El historiador experimentado está detrás o junto al narrador/pintor, como el que indaga, interroga y diseña el itinerario a recorrer. En un indudable gesto de generosidad, acompañado de una necesaria estrategia metodológica, pulveriza la autoría y cede la palabra al artista nativo. Lo deja hablar en libertad, como lo hizo antes con el retablista ayacuchano Jesús Urbano Rojas en su libro Santero y Caminante, de 1992, y como lo repitió con la artista shipiba Lastenia Canayo cuando coordinó el libro Los dueños del mundo shipibo, de 2004, donde la artista se expresa también a través del relato y de las imágenes.
Estos tres trabajos, y muchos otros similares, se han hecho en ese discreto Seminario de Historia Rural Andina que Pablo Macera dirige en San Marcos desde 1966 y que se ha convertido en una suerte de taller donde artesanalmente se investiga sobre historia del arte, se exhiben muestras de artistas populares, construyen relatos de vidas, transcriben memorias personales y donde artistas nativos tienen un espacio de privacidad y atención para descubrirse y descubrir sus escondidas identidades. De aquí surgió, me parece, Víctor Churay, reconocido pintor bora, tan prematuramente desaparecido.

El lingüista Gustavo Solís, especialista en lenguas amazónicas, me dice que Enrique Casanto (Puerto Bermúdez, Pasco, 1956) es una suerte de intelectual asháninca, producto de ese original e iconoclasta taller de San Marcos. Una persona muy singular, que vive en Lima, trabaja en ese taller desde 1997, se multiplica en actividades diversas, estudia ingeniería industrial cuando no trabaja, tiene hijos artistas, amante de su pueblo nativo y un devoto pentecostal. Casanto, su apellido, significa orquídea y debe ser un patronímico de alguna notable familia asháninca, pero que aquí esas “noblezas” no encuentran refugio seguro sino en Huaycán, donde vive al compás de sus urgencias. Quizá nos crucemos tantas veces con él, con su figura tan común en esta zona, sin siquiera imaginar lo que encarna, lo que sabe, como avanzada de esos pueblos que nos miran atentamente desde el oriente peruano.

Las tradiciones que Casanto nos transmite tienen que ver con esa mítica rebelión de Juan Santos Atahualpa, entre los años 1742 y 1752, que conmovió la Selva Central y que dejó poblaciones movilizadas hasta casi fines del siglo XVIII. Stefano Varese estudió detalladamente esta rebelión en un ejemplar libro de etnohistoria de 1968, La sal de los cerros (una aproximación al mundo campa), donde describe casi todo lo que se sabe de este levantamiento. Juan Santos Atahualpa, un quechua cusqueño, educado por jesuitas, que viajó mucho, tomó conciencia de la situación colonial, se “iluminó”, se declaró descendiente de los incas, penetró en la selva, tomó una mujer asháninca y se levantó con un mensaje de salvación y esperanza. El paradójico logro de esta sublevación fue preservar el aislamiento asháninca hasta el siglo XIX, en que la República pudo más que el Virreinato, por esa ilusión tan razonable de una patria común.

Todo esto ya lo sabíamos y lo sabíamos muy bien, pero lo que ahora sorprende es que de la mano de Casanto, gracias a la curiosidad de su interlocutor, ingresamos a una vigorosa memoria asháninca donde aún vive Juan Santos Atahualpa. Más aún, los cien guerreros míticos que le dieron apoyo, luchando juntos, como muestra de esa momentánea integración étnica de la Selva Central. Guerreros que se metamorfoseaban en plantas, animales, para vivir transparentemente. Pero lo que más asombra es que nos habla por primera vez de Josecito, el hijo del jefe rebelde, el tullido que sobrevivió a la guerra, escondido a veces, pero ejerciendo un liderazgo casi religioso. ¿Quién es este personaje denominado hijo del gran jefe rebelde? ¿Una ilusión del pueblo asháninca que lo acompaña desde entonces?

Stefano Varese, como notable etnógrafo afuerino, los llamó campas, que ellos consideran un término peyorativo, que ahora –por el trabajo de sus organizaciones étnicas– han dejado completamente de lado y han logrado que todos los llamen simplemente ashánincas. Pablo Macera nos dice bastante misteriosamente, que con Casanto han decidido guardar en secreto el lugar donde reposan los restos de Juan Santos y de su hijo Josecito para tranquilidad de las poblaciones locales. Además, al final habla el historiador para decirnos que se esfuerzan para que la memoria siga siendo memoria, por que cuando se vuelve historia hay una condición inevitable: la domesticación del recuerdo. Hay que dejarla libre para que la memoria tenga poder. Un libro escrito y pintado en clave. Por supuesto, en clave asháninca.


Fuente: La República